En el siglo XVIII, las brown ale británicas se fabricaban con una gran variedad de potencias.
Alrededor de 1800, los cerveceros dejaron de producir este tipo de cervezas al dejar de utilizar malta marrón como base.
La malta pálida, al ser más barata debido a su mayor rendimiento, se utilizó como base para todas las cervezas, incluyendo la Porter y la Stout.
El término “brown ale” se reavivó a finales del siglo XIX cuando el cervecero londinense Mann introdujo una cerveza con ese nombre. Sin embargo, el estilo sólo se elaboró de forma masiva en la década de 1920.
Las brown ale de este período fueron considerablemente más fuertes que la mayoría de las versiones inglesas modernas. En la década de 1930 algunas cervecerías, como Whitbread, introdujeron una brown ale más débil y barata que a veces era sólo una versión endulzada de la cerveza Mild oscura.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las cervecerías dejaron de producir las brown ale más fuertes, con la excepción de algunas cervecerías del noreste de Inglaterra. Las brown ale norteamericanas tienen su origen en las adaptaciones caseras estadounidenses de ciertas cervezas del norte de Inglaterra y en la influencia inglesa en las American Colonial Ales.
Brown Ale es la cerveza perfecta durante todo el año.
Nuestra cerveza Brown o Belga tiene un equilibrio perfecto entre el sabor a malta sabroso y dulce con toques a chocolate, nuez y/o tostado, y el aroma que se debe a una buena dosis de variedades de lúpulo americanos le dan toques cítricos, su color es marrón liviano a obscuro, y con un cuerpo medio.
Su contenido de alcohol está alrededor del 5 %, con IBU bastante balanceado, con lo cual se ha convertido en una cerveza que no puede faltar en la reunión con amigos, excelente para acompañar una carne asada o al horno, estofados, pescados, pastas y también alimentos muy aromáticos.